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William Rodríguez, considerado el último superviviente en salir de la torre norte el 11-S y  héroe nacional por haber salvado la vida de numerosas  personas que se encontraban en el edificio, pide pruebas de que Bin Laden haya muerto.  “¿Dónde está el cuerpo?” se pregunta Rodríguez durante una entrevista con Fox News Latino.

Como presidente del grupo de víctimas hispanas del 11-S, Rodríguez ha enviado una carta al Departamento de Justicia reclamando evidencias. Para él, no basta simplemente la palabra del gobierno. “¿Voy a tomar la palabra de que lo mataron y ya?”. “Se dieron como pruebas las del ADN. ¿Cómo es eso, que se identificó el ADN y ya se acabó la cosa? Cuando aquí en la zona cero de los restos humanos que se recuperaron hay 19.860 fragmentos que no han sido identificados por ADN”.

Según  Rodríguez además de él,  la mayoría de víctimas quieren ver la “evidencia de la muerte”. “Ya nos dijeron que había muerto en 2001 en Tora Bora. Pasamos por ese proceso de limpieza y luego, seis meses después, el tipo apareció lo más vivito y coleando”.

A la vez, opina que optar por matar al líder de Bin Laden no es la mejor opción. Según explica, la mayoría de víctimas “no quería que lo mataran, sino que lo agarraran, lo enjuiciaran, y que le sacaran información sobre otros posibles actos terroristas”.

“Personalmente, yo no le deseo la muerte  a nadie. Es muy grotesco que una persona que ha sido reconocida mundialmente por haber salvado tanta gente esté pidiendo la muerte de otra persona”, dice Rodríguez que añade: “Si nosotros estamos basados en un país de leyes y requerimos mundialmente que todo el mundo siga este proceso de leyes y acusamos de violaciones de derechos civiles, de derechos humanos,  ¿por qué nosotros vamos a hacer lo mismo?”.

Para él, Bin Laden ya pertenecía prácticamente a la historia: “Yo ya había perdonado a Bin Laden, porque es la única manera para poder seguir adelante. Yo no puedo llevar ese odio por dentro.” “Él (Bin Laden), que se muriera en su salsa de odio, pero yo ya lo había quitado de mi sistema para poder,  como superviviente, seguir mi vida”.

Rodríguez, era barrendero de las escaleras de la torre norte. Original de Puerto Rico, vino a Nueva York en los años 80 para trabajar como mago. Para poder sobrevivir- “al llegar a Nueva York me encontré con una ciudad con miles de magos”, explica- tomó el trabajo de barrendero que en un principio iba  a ser para unos seis meses y lo termino haciendo por 20 años, hasta el día de los ataques.

El día de los atentados, Rodríguez llegó tarde al trabajo y se encontraba en el sótano del edificio cuando el avión impactó en la torre. Si hubiera llegado a su hora habitual, habría estado en el piso de arriba del rascacielos, desayunando, como cada mañana.

Al ver lo que ocurría, Rodríguez ayudó a rescatar a 15 personas del sótano y, como tenía la llave maestra del edificio, acompañó a los bomberos para ir abriendo las puertas y encontrar sobrevivientes. Cuando iban por la planta 39, el edificio empezó a desplomarse. Entonces dejó la torre, resguardándose bajo un camión de bomberos. Tras una hora bajo escombros, pudo ser rescatado. Desde entonces, su vida cambió y empezó a hablar de lo ocurrido en programas de televisión y a dar conferencias sobre su experiencia, además de representar a las víctimas hispanas.

Para él, el haber sido mago, el haber estado acostumbrado a desenvolverse ante el público, le ha sido clave para sobrellevar el drama vivido hablando de él. A pesar de ello, dice que, la herida,  diez años después, está ahí: “Los sobrevivientes estamos pasando todavía por el proceso de recuperación”.

Por un lado argumenta que ésto es así porque las víctimas del 11-S han acabado siendo “la pieza de ajedrez política”. “Nos bombardean constantemente en  los medios de comunicación en todo el mundo;  siempre que pasa algo es siempre por el 11-S”.

“Como víctimas no hemos tenido una paz, la capacidad de digerir emocionalmente todo esto”.

Además, Rodríguez dice: “También depende de cómo lo afronte cada persona. Yo en mi caso lo exterioricé,  pero no todo el mundo tiene esa capacidad”. “Hay personas que no pudieron hacer eso. No buscaron ayuda psicológica pensando que no lo necesitaban y han visto que, diez años después, les ha salido el ‘shock’ psicológico”.