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Alto desempleo, incertidumbre de cómo pagar los préstamos estudiantiles e ingresos que en muchos casos no corresponde a los de alguien que paso años en las aulas universitarias, es el panorama al que se enfrentar miles de jóvenes recien graduados en Estados Unidos.

De acuerdo con cifras del Departamento de Educación, de los 1,6 millones de estudiantes que terminaron una carrera profesional entre 2008 y 2009, más de la mitad, es decir, 66 de cada 100, acabó con una deuda cuyo monto promedio es de 24,700 dólares.

Estudios del The College Board Advocacy & Policy Center calculan que el 65% de los graduados ha pedido préstamos estudiantiles, ya sea para cubrir costos de matrícula, libros, transporte y vivienda; paralelamente los costos de las matrículas de las universidades públicas en un lapso de 20 años han subido alrededor del 130%.

Así las cosas, además de buscar trabajo en un mercado saturado, los recién graduados también deben buscar una manera de asumir su histórica deuda y hacer frente a un gran incremento en el costo de la vida, situación que pone a mucho al borde del abismo y los orilla a tomar la dramática decisión de declararse en bancarrota.

Tal fue el caso de Estela Chaves, una joven hispana de 25 años, que durante sus años de estudiante universitaria acumuló una cuantiosa deuda, confiada en que una vez que se graduara y consiguiera empleo en el área de Relaciones Públicas la pagaría. Sin embargo, Chaves no ha conseguido un empleo estable, estima que le tomará entre tres y cinco años consolidar la deuda que adquirió por lo que está considerando seriamente declararse en bancarrota.

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Pero ella no es la única que piensa que los estudios superiores no pagan todo el tiempo y dinero que se invierte en ellos, a los pocos meses de haberse graduado –seis o nueve meses dependiendo del préstamo que se hayan pedido– muchos jóvenes despiertan con la pesadilla de encontrarse desempleados y cargando en sus hombros con una gigantesca deuda estudiantil.

Después de casi cinco años de haberse graduado, Reynaldo Delgado sigue viviendo con sus padres. Asegura que lo que gana no le alcanza para pagar todo lo que debe de estudios y a la vez mantenerse en una ciudad como Miami, "si no fuera porque mis padres me dejan vivir con ellos no sé lo que haría al final de mes, no me alcanzaría para pagar mis cuentas", afirmó Delgado a AOL Latino/HuffPost LatinoVoices.

Declararse en bancarrota: ¿Es la mejor opción?

Más allá de liberarse de deudas, los jóvenes que piensan en la bancarrota como su mejor opción, deben conocer las consecuencias, entre ellas, que durante 10 años aparecerá en su expediente crediticio que se declaró en quiebra y una vez pasado ese lapso podrían acceder nuevamente a créditos, mismo que por sus antecedentes tendrían una alta tasa de interés, los haría buscar una persona que les sirva de aval o dejar en garantía cierta cantidad de dinero.

Después de 10 años muchos estarán en lo que se consideraría la cresta de la ola a nivel profesional para un joven adulto; sin embargo la sombra de una quiebra disminuirá por mucho la confianza que se pueda depositar en ellos como personas y profesionales. Es frecuente que si se ha pasado por una bancarrota no se les considere para una posición como director en una empresa. Y les será imposible ocupar ciertos cargos en organizaciones locales, negándoles la posibilidad de experiencia profesional útil a lo largo de su carrera.

Es importante, que antes de apresurarse a declarase en bancarrota, los recién graduados sepan que si pasan por dificultades económicas, y dependiendo del préstamo que hayan pedido, pueden solicitar el aplazamiento de pagos por un espacio máximo de hasta tres años, según establecen las normas del Departamento de Ayuda Federal. Pero deben tener presente, que muchos préstamos solo les aseguran el no pago de interés por ese período de tiempo, y en caso de que omitan pagos, paguen las cuotas con atraso o efectúen pagos incompletos, es posible que se les cobre una multa por atraso más otros recargos.

Según documenta el College Board Policy Center muchos de los jóvenes no entienden a plenitud las obligaciones financieras que adquieren cuando aceptan préstamos federales o privados y cuáles serán las responsabilidades de pago una vez finalicen los estudios.

"Aquellos estudiantes que confían en préstamos para financiar sus estudios superiores, deben saber hacer inversiones inteligentes, pensando en su futuro, los estudiantes necesitan informarse mejor a cerca de las opciones disponibles para que puedan tomar decisiones informadas y responsables antes de verse ahogados en deudas y tener que recurrir a la opción desesperada de declararse en bancarrota más tarde", afirmó en entrevista a AOL Latino Patrick Cordero, reconocido abogado de bancarrota en el Sur de la Florida.

Corderó explicó a AOL latino que los estudiantes necesitan informarse bien antes de meterse a aceptar préstamos que los sepulten de deudas indeseadas y los pongan en riesgo de perder su estabilidad profesional y futura seguridad financiera.


Maricel del Sol. Antes de unirse al equipo de escritores de AOL trabajó durante cuatro años para Edelman una de las firmas de Relaciones Públicas más grandes de Estados Unidos, escribiendo, revisando y produciendo contenidos para cuentas como: Oracle, UPS, Avaya, Merck, y Bayer.

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