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Un día antes de que la policía desmantelara el campamento de Occupy Oakland, Suzy Hernández, nacida en Los Angeles pero habitante de Oakland, estaba ahí. A esa hora, alrededor de las 4:00 pm, ella podría ser la única latina en la plaza Frank Ogawa, en el centro de la ciudad.

Tras escuchar la petición de una entrevista en español, se rió abiertamente. “Parece que soy la única persina que los medios encuentran para hablar de la presencia de los latinos en Occupy Oakland”. En días pasados, dijo, ha ofrecido entrevistas a las dos estaciones de televisión en español del país.

Hernández comparó la ausencia de latinos en Oakland con la situación en Los Angeles. “Durante las noches, en el campamento de OccupyLA tocan canciones rancheras”, afirmó.

Al día siguiente, el arresto un inmigrante sin autorización legal para permanecer en el país en el campamento de Occupy Oakland, confirmó qué distante se halla el grueso de los participantes en el movimiento de los asuntos que atañen a los inmigrantes.

La noche del 14 de noviembre, de vuelta en la plaza Frank Ogawa, de donde habían sido expulsados 12 horas antes, un pequeño grupo discutía en asamblea, entre otros casos, la detención de Francisco Ramos-Stierle, quien aparentemente está en los Estados Unidos sin permiso legal.

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La discusión del grupo se centraba en cómo obtener libertad condicional para “Pancho” Ramos, detenido en una cárcel del condado de Alameda. Un participante repitió insistente que el caso de Ramos era diferente, por tratarse de un inmigrante sin papeles legales. “¿Pero qué no es Oakland una ciudad santuario?”, preguntó al fin el moderador del grupo; ignoraba todo sobre el programa Comunidades Seguras (S-Comm), en el cual las autoridades locales investigan el estatus migratorio de las personas que detienen.

Meditación y arresto

En 2004, Ramos obtuvo una beca del Instituto de México y los Estados Unidos de la Universidad de California (UC MEXUS, por sus siglas en inglés) para estudiar un doctorado en astrofísica en la Universidad de Berkeley. Cuatro años después, dejó la escuela en protesta, dijo entonces, por el involucramiento de la Universidad “en la producción de armas nucleares”.

A la fecha, Ramos vive en la calle.  “Sus amigos le dan hospedaje cuando pueden y cuando no, él vive en el bosque”, dice una carta que Samir Pattel colocó en la página de internet change.org, con la cual trata de llamar la atención de la congresista Barbara Lee.

Para la noche del martes 15 de noviembre, la carta en pro de la liberación de “Pancho” Ramos había sido firmada por 100 personas, solo dos de ellas latinos.

Ramos ha sido arrestado al menos en dos ocasiones anteriores, según la misma carta; una vez, en Arizona.

La detención de Ramos el 14 de noviembre en la plaza Frank Ogawa ocurrió cuando la policía de Oakland desalojó por segunda ocasión el campamento de Occupy.  Su foto, que lo muestra meditanto mientras dos oficiales de la policía lo levantan, circuló profusamente en diversos medios.

Horas después, mientras Ramos estaba sentado en una cárcel del condado, sus camaradas en la plaza discutían cómo pagar la fianza de su liberación, ignorantes que sobre él pesa un requerimiento de la autoridad inmigratoria federal y, por tanto, no tiene derecho a fianza.  Desde 2010, el condado de Alameda colabora con S-Comm.

Amigos y simpatizantes de Ramos se manifestaron en otra cárcel, en el centro de Oakland, el 15 de noviembre.  Un vocero de la oficina del sheriff de Alameda explicó que ellos no tienen control sobre órdenes de detención emitidas por autoridades federales.

El último servicio de Pancho

“La situación de Pancho establece un importante punto de conexión entre los propósitos del movimiento Occupy y las cuestiones relativas a los inmigrantes que se han tornado críticas en el diálogo nacional”, dice un boletín de prensa emitido por el Centro de Políticas Inmigratorias de California (California Immigration Policy Center).

En ese sentido, “Pancho” podría servir a las causas progresistas que con tanta pasión asumió porque, con base en la diversidad étnica de las asambleas de Occupy Oakland, los latinos no han sido atraídos con fuerza por el movimiento.

Suzy Hernández dijo que algunos de sus amigos latinos rehúsan a participar en las asambles de Occupy Oakland porque sienten que son usados por la gente blanca que regularmente dirige a las multitudes.

José Sandoval, un activista comunitario con vasta experiencia en el Area de la Bahía, comentó que el reducido número de latinos es por causa de la escasa conciencia política del grupo.

Para María Jiménez, quien también apoya a Occupy Oakland, la razón es, básicamente, que los latinos temen ser arrestados.

Así que hasta ahora, los latinos pueden ser contados como el 1% del 99%.

Francisco Barradas es un periodista en Oakland, California.

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