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Las parejas homosexuales pueden casarse en la capital del país pero no tienen todos los derechos que las parejas heterosexuales.

"El único obstáculo son los derechos federales," explica Juan Rondón, activista comunitario.

Aunque los matrimonios gay sí disfrutan de todos los beneficios que el distrito les ofrece a las parejas heterosexuales, no tienen derechos matrimoniales bajo la ley federal. Por ejemplo, no pueden recibir los beneficios como matrimonio al preparar su declaración de impuestos federales.

Ley es un obstáculo

En la década de los 90, el movimiento que buscaba el reconocimiento legal de las uniones gay tomó fuerza, y aquellos que no estaban de acuerdo iniciaron su propio movimiento, cuenta Steve Ralls, vocero de la organización Igualdad en Inmigración.

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En 1996, el gobierno aprobó una ley federal que le niega a los matrimonios homosexuales cualquier derecho a nivel nacional que los matrimonios heterosexuales sí tienen. La llamada Ley para la Defensa del Matrimonio entonces no permite que exista una verdadera igualdad de derechos para todos los matrimonios en Estados Unidos, dice Ralls.

En el caso de la comunidad latina, esto puede tener repercusiones muy significativas.

Los esposos homosexuales, por ejemplo, no pueden solicitar la residencia legal para su pareja porque ese es un derecho federal.

"Porque son gay o lesbianas son automáticamente excluidos de la oportunidad de probar la validez de su matrimonio," dice Ralls.

De acuerdo al Censo del 2000, se calcula que unas 36,000 parejas homosexuales en EE. UU. se podrían beneficiar de ese derecho.

Y esto no sólo afecta a estas parejas, explica Ralls. Se calcula que unas 17,000 de ellas tienen hijos que corren el riesgo de ser separados de uno de sus padres por cuestiones migratorias.

Continúa la lucha

Igualdad en Inmigración ofrece representación legal para parejas que enfrentan una separación porque uno de los esposos no es residente legal de este país. Así les ayudan a encontrar opciones como visas temporales para que sigan juntas.

La organización también aboga para que se revoque la Ley para la Defensa del Matrimonio (DOMA, por sus siglas en inglés) y para que se apruebe una que, aunque exista DOMA, cambiaría la ley migratoria para permitirle a los matrimonios homosexuales el derecho de solicitar la residencia y ciudadanía para el esposo no residente.

Pero es también importante que la comunidad participe, dice Rondón. El joven comenzó a involucrarse con esta causa porque su pareja de dijo que la única manera de obtener estos derechos era expresándose.

"Esa es la única manera," dijo Rondón durante una plática que se realizó como parte de la celebración de la comunidad gay en Washington conocida como Capital Pride. "Si quieres que te escuchen, hay que luchar por ello."

Uno de los temas que se abordó durante esa plática sobre matrimonios fue el que algunas personas homosexuales se sienten excluidos de su religión. Una persona de la audiencia contó que hace seis años que se declaró homosexual y que sentía que "no había lugar" para ella en la iglesia católica.

Entre los panelistas se encontraba el sociólogo y pastor católico Joseph Palacios, quien respondió que el catolicismo es una fe que profesa el perdón.

"Siento que Jesucristo es un Cristo que extendió la mano a la gente desdeñable en la sociedad, y siento que así somos nosotros también. Si Cristo nos viera hoy, diría, 'son mis hermanos, son mis hermanas' ".

En cuanto al tema de aceptación familiar, Palacios tuvo palabras alentadoras al decir que "la mayoría de la gente piensa que los latinos están contra los gay, pero eso no es cierto."

"Los padres aceptan a sus hijos. Quieren aceptar a sus hijos," dijo. "Los latinos aman a sus hijos, aman a sus familiares. Los latinos son pro-familia."

Actualmente, los estados de Massachusetts, Connecticut, Iowa, New Hampshire, Vermont y Washington D.C. otorgan licencias matrimoniales a las uniones entre homosexuales.

La capital del país aprobó la legalización de estos matromonios en diciembre del 2009 y las primerias ceremonias se celebraron en marzo del 2010. El reconocimiento de los matrimonios en Washington es una victoria simbólica, dice Stall.

"Creo que expresa un mensaje poderoso. Esta ciudad se reconoce como la bandera de la democracia en el mundo occidental," dice ."Es ciertamente un paso muy importante."

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